miércoles, 29 de junio de 2022

Reflexión al ver la noticia de Anaís G.

Como iba contando en el post anterior, inicié la búsqueda de mi antiguo blog para escribir sobre una bonita reflexión que hice (acerca de la muerte). Pero el encuentro con la noticia de Anaís, me hizo reflexionar mucho más. Qué pasaría si muero, ¿Qué pasaría después de eso?, pienso, ¿realmente tengo un alma que seguiría otro viaje?, y si realmente es solo una fácil sugestión de la mente el ver que existe algo más allá?. ¿Y si realmente no existe el mundo mágico y energético donde mi esencia se encontraría nuevamente con la fuente divina? Y si el resultado es que no existe ni un cielo ni un infierno, y cuesta mucho entender que todo realmente se acaba?, sencillamente el ser humano llega a su fin y no hay más. Si yo pensara esto último qué haría con mi vida? Creo que la vida ha sido muy difícil, y al momento en que comencé a darme cuenta de esto (mi adolescencia), ya nada fue igual.  Me costó demasiado crear un corazón y una mente más fuerte, yo no sé si es que mi corazón seguía siendo lo suficientemente inocente para no ver lo malo y continuar. Tenía la sensación de que todo lo malo iba dejar de alcanzarme, me sentía libre, a pesar de la soledad que sentía, cada vez más me sentía más libre. Libre de alcanzar mis sueños, dispuesta a esforzarme todo lo que fuera necesario para ello. Y es que de eso se trata vivir. Cuando muera quiero sentir que hice e intenté todo lo que pude. 

Búsqueda de un blog

 Hace muchos años tenía otro blog ( hace15 años quizás), me dispuse a buscar en Google "blog Anaís Godoy",  pero la lista de búsqueda estaba bombardeada con la noticia del suicidio de una chica que se llamaba igual que yo. Fue inevitable la conmoción, algo provocó dentro de mi. La adolescente había sido violada por un tipo que jamás recibió el castigo de la ley, la chica no fue escuchada ni su caso realmente atendido, me imagino que por falta de pruebas y la tardanza de la denuncia. Hace 15 años yo tenía 15 años, era adolescente como mi tocaya, y sufría mucho, tanto tanto que también quería morirme y lo intenté. Evidentemente no lo logré, las causas de mi desdichado corazón eran varias, la principal fue la separación con mi madre, el daño que me provocó, ella me llamaba solo para quedarse en silencio en el teléfono y decirme que todo lo que estaba pasando era mi culpa, incluso del infarto que tuvo al corazón. Tenía tantas cosas calladas, pensaba que no valía la pena hablarlas, incluso me daban vergüenza.

 El pasado se encarga de volver sin aviso, y en mi adolescencia el pasado comenzaba a verse con otros colores, que en mi infancia se teñían de inocencia, era más difícil ver con claridad. La claridad que había llegado a mi adolescencia comenzó a doler tanto que ya los recuerdos se tornaban cada vez más negros. Comencé a darme cuenta de hechos que nunca tuvieron que haber pasado. Es difícil cuando la persona a quien confías tu vida no sabe protegerte. Siendo una niña no te cree ni te defiende, deja pasar las cosas como si todo estuviera bien.  Aprendes a que lo mejor es no confiar ni hablar.